Eris nunca tendría historias que contar.
Un corazón que compartir.
Anécdotas interesantes.
Amigos en cada rincón.
Una lírica magnífica.
Un buen porvenir.
Cientos de oídos que la escuchasen.
No tenía nada de todo aquello.
Pero tenía a Ágape, y con eso bastaba
No hay comentarios:
Publicar un comentario